Manual de instrucciones



Gladys González (1981) ganó el premio poesía joven Pablo Neruda el año pasado, por tanto resulta un tanto obvio decir que es una de los mejores poetas chilenos de su generación (Héctor Hernández Montecinos, Priscila Cajales, Marcelo Guajardo Thomas, Víctor López Zumelzu, entre otros). En su poesía está presente lo urbano, que es una mirada que dentro del romanticismo introdujo Barrett Browning, cuando escribió en pleno siglo XIX: “En los más ruidosos zumbidos de vuestras maquinarias, en las más obscuras nubes de vuestras chimeneas, en la calle más revulsiva de vuestra ciudad,… allí están también en su plenitud la naturaleza y poesía”. 

Como se sabe el romanticismo le cantaba a la naturaleza y era el modo en que encontró el ser humano de expandir la conciencia; al escribir de aves, abejas, árboles lo que hacían poetas como Wordsworth y Coleridge no era retratar fielmente esa naturaleza, sino expandir esta conciencia. Barrett Browning, que fue el eslabón entre el primer romanticismo y el que siguió en la segunda mitad del siglo XIX con Tennyson y Browning, incluyó a las ciudades dentro de este movimiento que, como dijo el crítico Harold Bloom, fue la estética predominante hasta fines del siglo XX. La intensidad de la poesía de Gladys González unido a este aspecto urbano da para considerarla como parte de esta herencia.   

Manual de instrucciones es una antología de los libros de la poeta chilena, y lo urbano ya se veía desde el primero, Gran Avenida, que toma el toponímico de esa avenida que atraviesa el sector sur de la capital trasandina. La antología arranca con un poema de este libro: “bajaba del colectivo /y miraba tu calle /desde Gran Avenida /hasta Santa Rosa /caminaba /alrededor de tu casa /marcando el territorio del corazón /como un perro”. En el caso de González podría decirse que el cuerpo se encarna en una ciudad o urbanamente de manera muy temprana. En ‘La chica más linda’, por ejemplo, se puede leer: “la chica más linda de la fiesta /tiene una bolsa plástica en la cabeza /marcas de tinta en los dedos /sus huellas digitales /en toda la ciudad”. O sea aquí hay un cuerpo –es sólo eso (sospechamos que se trata de uno inerte)– que intenta ser reconocido, en una especie de operatoria forense, adelantándose a la tragedia de los femicidios en Chile (antes que el delito fuera tipificado). En este sentido también hay denuncia en González, sobre todo en ‘Alumbrado público’, donde el tema de la violencia sobre el cuerpo de la mujer vuelve a ser tratado: “no te quiero muerta /no te quiero /con la boca llena de agua /los perros /rasgándote los ojos /en un canal /hasta que tu cuerpo desaparezca”. 

Pero además de lo urbano y del cuerpo, en la obra de esta poeta chilena está la pobreza de un país latinoamericano, el desamparo y la fragilidad de una mujer, el lugar que busca una poeta que quiere escribir poesía en el país de la tradición de Neruda, Huidobro y Parra (los falos de la literatura chilena, como decía Pedro Lemebel). Podría decirse que en el caso de Gladys González la voz es el cuerpo y que en su poesía pone esa voz, es decir el cuerpo que va siento eje de la pobreza, el desamparo y la marginación. 

Reseña de Gonzalo León para La Agenda Revista BA


La chica mas linda

la chica más linda de la fiesta

tiene una bolsa plástica en la cabeza

marcas de tinta en los dedos

sus huellas digitales

en toda la ciudad


📗

Libro: Manual de instrucciones

Poeta: Gladys González 

Editorial: Santos locos poesía 

Año de publicación: 2020