En El ritmo del derrumbe la voz de Tamara se nos revela en un tono casi confesional, como si ella misma nos susurrara al oído sus poemas; pequeños secretos que se deslizan en forma de versos nos van llegando en suaves oleadas ingeniosamente dosificadas a lo largo del poemario, tiñendo así la atmosfera de una nostalgia, de un halo de intimidad que por momentos logra hacernos creer que Tamara nos habla a nosotros únicamente y no a ningún otro. En este sentido hay un acierto en la ilustración (by Sofía La Watson) ya que por momentos los poemas de El ritmo del derrumbe remiten a charlas de café, esos encuentros largos en los bares, plagados de silencios, revelaciones y miradas en donde uno termina armando en la reflexión figuras con los sobres de azúcar.
Fiel a
sus estilo también encontramos trece poemas cortos con la variación “tonto” en
su titulo que hacen las delicias del lector que busca este tipo de juegos en la
poesía pero Tamara no se queda ahí ya que una novedad del poemario (con
respecto al anterior) son los poemas de largo aliento de Tamara; poemas en los
que por momentos su mirada se desdobla para ver en donde esta, que estuvo
haciendo y que le depara el camino que transita un ejemplo es el poema “una
carta a los antropólogos del futuro” donde la melancolía de una caminata al
trabajo se desgrana con pensamientos sobre la perpetuidad.
Cuando se
termina de leer El ritmo del derrumbe, pese a estar dividido en dos partes claramente
marcadas por ritmos y respiraciones diferentes en la pulsión de los poemas, uno
(igual) termina teniendo la sensación de que detrás de toda melancolía, de todo
el sentimiento de tristeza o nostalgia, detrás de toda la introspección y
revisión del pasado. Mas allá de las dudas y las preguntas. En el fondo el
libro y lo que escribe Tamara es una única, eterna e inconclusa carta de amor
al oficio de vivir y de escribir poesía “…es que solo se escribe una vez y otra
vez / el mismo poema / el mío dice: / mirá,/ al final, otra vez / estamos
saliendo a flote”
*
Una aspiración tonta
A veces quiero volver a escribir
esas cosas por las que ganaba un sueldo.
Volver a redactar
una receta
un contrato
una frase inspiradora.
Algo que tenga utilidad.
No un poema.
📗
Libro: El ritmo del derrumbe
Poeta: Tamara Grosso
Editorial: Santos locos poesía
Año de publicación: 2021